Masaje de manos: beneficios y que tratamiento elegir
La mano es la primera herramienta del género humano, desde los tiempos del Homo Sapiens, pero también es un medio de expresión y comunicación cuando integra el habla o la reemplaza a través del lenguaje de signos. Después de un día entero delante del teclado del ordenador, manipulando herramientas, limpiando, ordenando... incluso nuestras queridas manos necesitan la dosis adecuada de relajación.
Para cuidar esta parte tan importante del cuerpo no solo necesitas cremas y aceites: un buen masaje en las manos es fundamental para mantener la piel elástica e hidratada. Veamos cómo hacerlo.
Masaje de manos: métodos y beneficios.
Mucha gente recurre a la naturopatía o la homeopatía para contrarrestar los efectos del estrés. Una alternativa válida pueden estar representadas por diferentes tipos de masajes o intervenciones de acupresión realizadas por personal cualificado. Además de con los profesionales del sector, estas técnicas particulares se pueden aprender siguiendo cursos específicos de masaje.
Recomendamos aplicar un poco de crema nutritiva o aceite de masaje en toda la zona. Luego, comienza a masajear con movimientos circulares. Es mejor empezar desde el centro de la palma hasta las puntas de los dedos. Reproduciendo el movimiento anterior, aplica una ligera presión con el pulgar, de arriba hacia abajo y viceversa. Continúe con este tratamiento hasta que se absorba el aceite o crema. Hacer lo mismo también con los dedos, hasta la punta de las uñas, para masajear también las falanges y las yemas de los dedos.
Cuidar las manos de esta forma es una práctica placentera y relajante que además aporta importantes beneficios. El masaje de manos es relajante, regula los latidos del corazón, produciendo un estado natural de bienestar . El masaje de manos permite, de hecho, la reactivación de la circulación local y general, la disolución de las tensiones musculares y permite una mayor absorción de cremas hidratantes y aceites nutritivos en profundidad, para una piel suave y aterciopelada.
Masaje de manos y reflexología.
La palma de la mano tiene la mayor cantidad de receptores táctiles en comparación con la superficie. Gracias a esta fuerte sensibilidad receptiva, la mano es también un órgano capaz de recibir estímulos que, a su vez, pueden transmitir a sistemas y órganos situados distalmente al miembro para la comunicación refleja. La eficacia de los masajes de reflexología se basa precisamente en esta comunicación. Las manos, a diferencia de los pies, pueden prestarse en cualquier momento a un autotratamiento para reequilibrar las energías.
Pero ¿qué es la reflexología? Se trata de un remedio natural, una terapia de origen oriental (chino, indio, vietnamita), basada en el principio de correspondencia, a través de densas terminaciones nerviosas, entre las zonas cutáneas externas del cuerpo y los órganos internos. Gracias a la estimulación manual de estas partes externas se obtienen efectos beneficiosos sobre el órgano correspondiente. Por tanto, ante la presencia de trastornos o enfermedades que afecten a algún órgano interno, podemos actuar para mejorar la situación trabajando en el punto externo correspondiente.
Según la reflexología, tratar los dedos de la mano alivia las dolencias desde el cuello hacia arriba, por lo que un correcto masaje de manos también puede ser beneficioso para los dolores de cabeza y de cuello; mientras que al tratar el centro de la palma actúa sobre la funcionalidad del estómago, intestinos e hígado. El dorso de la mano, en cambio, refleja la caja torácica y el sistema respiratorio: bronquios y pulmones. Tratar estas zonas de las manos, incluso solo, pero siempre con atención y cuidado, incluso sin conocer la ubicación exacta y precisa de los órganos, permite comunicar con la parte profunda de uno mismo, activando un proceso de reequilibrio corporal muchas veces olvidado..
Después de un día estresante, nada mejor que darse un agradable masaje relajante en las manos, que además tendrá un efecto beneficioso sobre numerosos trastornos provocados por el estrés.
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