Conservantes de alimentos: cómo evitarlos y por qué

A estas alturas el pensamiento común es que, para volver a una vida sana y segura, debemos dar un paso atrás en el tiempo, a los orígenes. Comer sano debe ser uno de los mejores hábitos para sentirnos mejor, prefiriendo sólo alimentos frescos y evitando todo aquello enlatado, conservado o congelado.

Sólo debemos consumir aquello que esté recién cocinado, preferiblemente en casa o procedente de fuentes seguras. El peligro reside en los aditivos alimentarios, que son colorantes, edulcorantes, espesantes y conservantes, utilizados para mejorar y conservar los alimentos, pero que también pueden ser muy perjudiciales para nuestra salud.

En lo que nos queremos centrar en este artículo son en los conservantes, que siempre deben estar indicados en las etiquetas de los alimentos con la letra E seguida de una serie de números o el nombre completo. Se encuentran en cualquier tipo de alimento, existen 300 conservantes que se pueden utilizar según declara la Unión Europea, pero algunos de ellos son verdaderamente potencialmente peligrosos.

Se trata de aditivos que se añaden a los productos alimenticios, que permiten una mayor conservación en el tiempo, manteniendo inalteradas sus características y evitando la proliferación de moho y bacterias. Evidentemente tienen beneficios, pero también pueden tener efectos negativos en la salud humana. El dígito alfanumérico que los identifica va del E200 al E299, pero al consumidor le resulta complicado identificarlos.

Así que veamos juntos qué conservantes alimentarios conviene evitar por los riesgos que puede conllevar su ingesta, sobre todo si se prolonga en el tiempo.

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Conservantes de alimentos: qué evitar por completo

Los conservantes alimentarios que debemos evitar absolutamente porque ponen en grave peligro nuestra salud son los que tienen los siguientes códigos: E200, E202, E203, E210, E211, E212, E213. Su ingesta es arriesgada porque puede provocar reacciones alérgicas o la aparición de intolerancias. Lamentablemente, a pesar del alto nivel de peligrosidad, son aditivos muy extendidos y por ello es fácil superar la ingesta diaria admisible. Se debe tener mucho cuidado, especialmente con los niños, que tienen un umbral de IDA más bajo.

Conservantes de alimentos: Evite los que contienen azufre.

Entre los conservantes que contienen azufre más habituales presentes en los alimentos, se encuentran los indicados con las siglas E220, E221, E222, E223, E224, E226, E227, E228. Son los clásicos sulfitos muy utilizados por ejemplo en los vinos, pero también en muchos otros alimentos, por lo que es muy difícil evitar tomarlos a pesar de que existen vinos sin sulfitos.

Conservantes de alimentos: Evite los que contienen nitrógeno.

El nitrógeno también es un elemento muy nocivo presente en los conservantes utilizados en los alimentos que comemos a diario. Las siglas con las que podemos reconocer este particular grupo de aditivos nocivos son E249, E250, E251, E252. Los encontramos principalmente en embutidos y embutidos, aunque hoy en día es posible producir embutidos sin nitratos ni nitritos. Actúan tanto como conservantes como estabilizantes y, por ello, son capaces de alterar los alimentos cubriendo defectos de calidad.

Conservantes de alimentos: la dieta saludable

Si quieres seguir una dieta sana y equilibrada, definitivamente es mejor evitar todos los alimentos ricos en conservantes, es decir, los alimentos procesados ​​industrialmente que contienen químicos y aditivos nocivos para la salud. Ahora que has aprendido a leer etiquetas, podrás reconocerlas.

Comer sano comienza con las compras. Para minimizar el consumo de aditivos, es necesario comprar alimentos, frutas y verduras frescas, preferiblemente de agricultura biológica (aunque no siempre es fácil reconocer las frutas y verduras biológicas ), carnes y pescados en el mostrador., productos lácteos, huevos e incluso todos los alimentos integrales.

Es mejor evitar los lácteos con azúcares añadidos o aromas, los ya rallados o cortados en rodajas, que seguramente contienen aditivos para evitar que se peguen. Las frutas y verduras congeladas se procesan, pero es mínimo y por tanto la cantidad de conservantes es insignificante o incluso inexistente. Siempre es bueno leer la etiqueta para estar seguro.

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