¿Cómo funciona un patinete eléctrico?
Probablemente ya lo hayas visto por la calle y sepas qué es, pero no necesariamente tienes una idea clara de cómo funciona un patinete eléctrico. En los últimos tiempos se han puesto muy de moda los patinetes eléctricos, ya que son vehículos que permiten desplazarse por la ciudad reduciendo la contaminación.
Las soluciones ecológicas son muy populares hoy en día, especialmente entre los jóvenes. Además de para luchar contra la contaminación, son populares porque permiten un interesante ahorro económico y porque también pueden ser utilizados por menores.
¿Qué es un patinete eléctrico?
Hoy en día el suministro de energía eléctrica para los vehículos está mucho más explotado que en el pasado. Los coches eléctricos y los híbridos están ganando cada vez más valor, también gracias a que se ofrecen incentivos económicos que ayudan a reducir los costes, a menudo todavía elevados. Además, hoy en día la tecnología ha permitido crear baterías con mayor autonomía que en el pasado.
En cuanto a los patinetes eléctricos, suelen ser ciclomotores eléctricos con una potencia bastante limitada, es decir, no más de 4 kW. El patinete eléctrico puede circular a velocidad reducida, como máximo en torno a los 45 kilómetros por hora. Además, no puede circular por determinado tipo de vías, como autopistas o autovías, ni por tramos de carretera en los que exista una prohibición específica.
Precisamente por estos motivos son vehículos especialmente indicados para desplazamientos urbanos. También hay patinetes eléctricos que tienen mayor potencia: en este caso solemos hablar de ciclomotores o motos eléctricas.
Cómo funciona un patinete eléctrico
El scooter eléctrico está equipado con una fuente de alimentación de batería y un motor eléctrico: por lo tanto, no se trata de un motor de combustión interna sino de un sistema que aprovecha la polaridad de dos imanes, que son capaces de generar la energía eléctrica que se utiliza para hacer funcionar el transmisión para mover las ruedas.
De hecho, la energía eléctrica se convierte en energía mecánica que transfiere movimiento a las ruedas, haciéndolas avanzar. Existen diferentes tipos de baterías para el patinete eléctrico. En cualquier caso, la más utilizada es un tipo de batería de iones de litio, que tiene un coste mayor que las tradicionales, que utilizan níquel, pero tiene más ventajas en relación a la eficiencia.
Además, estas baterías pueden garantizar mayor potencia para el mismo tamaño. A diferencia del scooter de gasolina, no se necesitan combustibles como mezclas: esto hace que el vehículo sea más cómodo y versátil, además de estar menos expuesto a averías por desgaste de las piezas mecánicas.
En cuanto a su uso, el patinete eléctrico no se diferencia de uno tradicional: para acelerar basta con girar el pomo del manillar, mientras que para frenar tira de las dos palancas de freno, la izquierda para la rueda trasera y la derecha. uno para la rueda delantera.
Incluso en lo que respecta al mantenimiento general, este tipo de vehículos requiere menos mantenimiento al tener menos elementos que mantener bajo control y sujetos a desgaste. Para quienes se preguntan cuál es la vida media de un patinete eléctrico y cuándo cambiarlo, es necesario saber que todo esto depende del uso que se haga del mismo y sobre todo del mantenimiento.
Cómo recargar el patinete eléctrico
Mientras que en los patinetes tradicionales la mezcla se mete en el depósito, los patinetes eléctricos requieren recargar la batería, lo cual hay que hacer cuando notes que la carga baja del 20%. Aunque es posible conectar la batería a un enchufe doméstico, no es una solución muy cómoda ni eficaz porque lleva mucho tiempo.
Existen sistemas, llamados wall boxes, que permiten recargar el vehículo de forma más rápida. O puedes utilizar estaciones de carga, pero no todos los modelos son compatibles con estos sistemas.
¿Cuánto cuesta un patinete eléctrico?
Para aquellos que se preguntan cuánto cuesta un patinete eléctrico, los costes pueden variar mucho según el modelo y sobre todo en función de la potencia. Los modelos básicos, con una potencia de hasta 4 kW, cuestan entre 2 y 4 mil euros, según las características específicas y la marca.
Los modelos de mayor potencia tienen un coste mayor: generalmente, los modelos de hasta 11 kW tienen un coste que puede llegar a los 10 mil euros, mientras que los aún más potentes, de hasta 35 kW, pueden costar incluso el doble.
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